lunes, 25 de diciembre de 2017


REFLEXIONES PERSONALES SOBRE EL TOPÓNIMO "MIRAL"
Nany Martínez



Robert Pocklington, especialista en toponimia árabe, profundizó especialmente en cuatro de los milagros narrados en el manuscrito anónimo del siglo XV sobre la vida y milagros de S. Ginés de la Jara porque en ellos encontró importantes indicios para suponer que fueron extraídos de un texto árabe anterior escrito entre el siglo IX y XI. Uno de esos milagros relata la milagrosa curación de un moro de Granada tras acudir a la ermita del “cabezo de Mirar” buscando sanar el mal que ningún médico musulmán había sabido remediar y en agradecimiento la colmó de joyas y valiosos objetos. En un posterior y devastador saqueo, los romanos robaron esas y el resto de pertenencias donadas por los fieles.

Ermita 1.  
José A. Molina Gómez, doctor en Historia Antigua, defiende la continuidad de las sedes episcopales durante la dominación musulmana pese a las escasas referencias documentales que tenemos sobre sus prelados y afirma que en “el siglo X había obispo en Cartagena, con título propio de Sede Cartaginense”. 
El doctor mantiene que el culto al santo, “atestiguado en época árabe, se remonta a tiempos visigodos según todos los indicios”. Respecto al milagro De cómo guareció el santo Ginés a un moro del reino de Granada, coincide en que “estos hechos sólo pueden ser referidos por una fuente árabe”. Se basa en el uso de “romanos” como adjetivo con el que los musulmanes designaban a los “cristianos” y argumenta: “Que los cristianos saquearan la ermita es impensable en el siglo XV. Tal vez por esto el término romano habría sido respetado por el autor moderno”.
Me ha llamado la atención el comentario de otro investigador, Bernat Mira Tormo, que estudia la toponimia vascoibérica y cree que el árabe nunca fue lengua materna en la península ibérica pese a la dominación musulmana. Él sostiene que solo fue la lengua oficial utilizada en el ámbito administrativo, religioso y cultural.

Me parece más probable que los musulmanes llamaran “cabezo de Mirar” al hoy conocido monte Miral, fuera en el ámbito que fuera, antes de que el entonces infante D. Alfonso sometiera por las armas este territorio a la corona de Castilla casi a mitad del siglo XIII, puesto que la conquista musulmana comenzó en la península en el 711. En algunos documentos del siglo XV se le denomina monte de S. Laurés. Hay historiadores que dicen que así le nombraban durante el periodo en el que los agustinos, a quienes había traído de Cornellá el victorioso castellano, pleitearon sin éxito reclamando sus derechos para regresar al paraje después de haberlo abandonado. Con la intervención del adelantado D. Juan Chacón, fueron los franciscanos quienes acabaron instalándose en el monasterio en la última década del siglo XV.

Ermita 4
El medievalista Torres Fontes menciona continuamente la “ermita de la Jara” al explicar qué ocurrió hasta la adjudicación del convento a la Orden de S. Francisco de Asís y cómo se gestó la leyenda del santo. Él apenas valoraba el empleo de términos árabes en el manuscrito anónimo del siglo XV y los atribuía al uso administrativo, aunque reconocía el establecimiento en el lugar de un tipo de centro religioso musulmán, en el que fe y fortaleza militar conjugaban, antes de la conquista cristiana y la probable existencia en el lugar de un santón o morabito muy popular entre los creyentes. Además, el medievalista termina creyendo que la obra es fruto de la imaginación del autor, inmerso en la corriente literaria propia de la época.

Vista del monasterio de S. Ginés de la Jara 
Yo me pregunto, ¿En el siglo XV empleaban administrativa, religiosa o culturalmente “cabezo de mirar” en vez de cabezo de la Jara? ¿El apelativo lo pusieron los musulmanes o respetaron el vocablo materno? ¿Es así como ha persistido hasta ahora tras una leve variación al cambiar la r final por l?

Hace unos años, escribí un correo a Bernat Mira Tormo preguntándole la procedencia del topónimo “Miral”. Le hablé del yacimiento arqueológico de Cueva Victoria y la abundancia de cuevas en el cerro y sus proximidades. Recordad que en la diputación del Beal, donde se ubica, fueron habitadas por mineros y peones agrícolas que trabajaban en el monasterio de San Ginés de la Jara. Las del Estrecho de San Ginés fueron clausuradas tras la tremenda riada de la década de los setenta del siglo pasado. También le comenté la existencia de un caño de agua termal en las proximidades del monasterio.

Entrada a cueva Victoria
Amablemente me contestó y esta es su respuesta: 


"Si como dices hay “unas cuevas y un río subterráneo dentro del mismo Monte Miral”, parece bastante claro que pudiera ser un lugar sagrado para los iberos, debido a que desde la más remota antigüedad, algunas “fuentes”, “montes”, “arboles” y cuevas”, solían ser lugares sagrados para ellos.
MIRAL, lo podemos traducir por MIR-AL, de MIR = “río”, y AL = “el” o “la”, con el significado de “del río”. Y Monte Miral = “monte del río”.

El radical MIR = “río”, es uno de los más abundantes en nuestra toponimia, desde la más remota antigüedad, como vemos en los antiguos nombres ibéricos de MIRABRIGA, y MIROBRIGA, que traducimos por MIR-A-BRIGA de MIR = “río”, A = “el”, y BRIGA = “subida del río”, = “puente”. Con el significado de “subida del río”. Y MIROBRIGA, lo traducimos por MIR-O-BRIGA, de MIR = “río”, O = “alto”, y BRIGA = “subida del río”, = “puente”. Con el significado de “subida del río del alto”.

La mayoría de los nombres de topónimos que empiezan con la radical MIR, suelen referirse a un río. Como vemos a continuación:

MIR = río,

MIR-A = el río.

MIR-O = alto del río.

MIR-ANDA = río grande.

MIR-A-VETE = bajo del río.

MIR-A-VET = bajo del río.

MIR-A-BETE = bajo del río.

Las palabras MIR = “río”, Tiene muchas posibilidades de ser el origen de las palabras: << MIRALL = “espejo”, en valenciano, MIRAIL = “espejo”, en vasco, MIROIR = “espejo”, en francés, y MIRROR = “espejo”, en inglés. Pues empiezan todos con la radical MIR = “río”. Y antes de inventar los espejos, se podían MIRAR en el “río”."



Mi curiosidad aumenta al leer el trabajo de Rosa Pedrero, realizado en el marco del Proyecto PS90-0259 de la DGCYT, cuyo objeto es rastrear la presencia del hidrónimo “mira” y sus variantes en la península Ibérica para establecer su área de implantación y confirmar su filiación, así como sus posibles testimonios en la toponimia europea. Su análisis se centra en el hidrónimo, sí, pero a fin de cuentas es el nombre de cualquier accidente geográfico relacionado con el agua. Salvando las diferencias, quizás de pistas para seguir el rastro del topónimo Miral.  



Rosa Pedrero concluye que: “Los topónimos, en general, y los hidrónimos, en particular, presentan, a veces, dificultades de análisis por haber sufrido deformaciones sucesivas debido a causas diversas, y estas dificultades son aún mayores si el hidrónimo en cuestión no está documentado más que en fecha reciente. En el caso de Mira tenemos la seguridad de que se trata de un elemento prerromano por hallarse documentado en fecha antigua en topónimos hispanos y en epítetos teonímicos”.



En Europa, el hidrónimo está representado, igualmente, por formas cuya etimología nos hace sospechar, a veces, que estamos ante variantes de otra raíz, mucho más documentada, que es la de *mar/*mor- 'agua detenida'. Krahe no detectó la presencia de este hidrónimo en Europa, quizá por la dificultad que plantea la confusión en muchos casos con formas de esta raiz. A pesar de todo, creemos que se trata de un hidrónimo indoeuropeo perteneciente al estrato paleoeuropeo.



Asegura que: “Los hidrónimos indoeuropeos suelen estar relacionados con raíces que significan 'agua' o acciones relacionadas con el agua: «fluir», «manar», etc., o bien con adjetivos descriptivos del curso de agua. Las propuestas etimológicas para Mira nos llevan por varios caminos. Uno de ellos es que estemos ante una raíz *meir/*moir-/*mir-, en cuyo caso, podría tratarse del sufijo *-r añadido a la raíz de *mei- 'viajar, errar' (…) Por otro lado, esto nos llevaría al problema de la heteróclisis al haber formas en -r junto a formas en -no La segunda vía nos lleva a relacionarlo con el adjetivo latino mirus «sorprendente», 'asombroso', pero esta palabra no cuenta con una etimología unánime en latín y el sentido que originariamente tiene en esta lengua no es el más adecuado para un hidrónimo. Otra posibilidad es que esté relacionado con la raíz que ha dado latín merus 'puro', que es adecuada desde el punto de vista semántico, pero que obliga a partir de las formas en el del tipo Mera. De todos modos, no se puede excluir que algunos de los topónimos de este tipo tengan un origen a partir del propio adjetivo latin (…) A nuestro juicio, la hipótesis etimológica más verosimil es que se trate de un adjetivo *meiros que aparece testimoniado en a.esl. mirit 'paz', a.lit. mieras, let. miers, albo mire 'bueno', 'hermoso' y cuya raíz aparece en otras lenguas con diversos sufijos, por ej., lal. mitis 'tranquilo'. La ventaja de esta hipótesis es su exacta correspondencia formal con nuestro hidrónimo y el hecho de que es frecuente la presencia en las lenguas bálticas de apelativos que están presentes en la hidronimia paleoeuropea. Desde el punto de vista semántico, la noción de 'tranquilo', 'en calma' puede ser adecuada para un hidrónimo”.


Al fondo, el Mar Menor


Y Sigo preguntándome. ¿Es posible que los primeros habitantes del monte o la zona que rodea el Miral consideraran al Mar Menor un apacible río o lago que desembocaba en el Mediterráneo? Empecé reflexionando sobre el nombre del cabezo en el manuscrito anónimo del siglo XV y termino enredada en topónimos indoeuropeos. Esto de querer saber es lo que tiene, la aventura consiste en que ignoras a dónde llegarás.








viernes, 2 de septiembre de 2016

LA ERMITA DE SAN GINÉS DE LA JARA YA EXISTÍA EN ORIHUELA EN EL SIGLO VIII

Reflexiones de Nany Martínez.

Si en el tomo III de la Historia de Orihuela, en 1903, Ernesto Gisbert y Ballesteros ya describe la historia de la ermita de San Ginés de la Jara ubicada en el actual Matamoros, ¿cómo es posible que algunos especialistas duden tanto respecto a que el culto al Santo estaba consolidado en el conjunto cultural y religioso formado por el Monasterio y el monte Miral antes de la conquista cristiana del entonces infante Alfonso X en 1245?

¿A santo de qué recelar de la posible existencia de un convento, una congregación de monjes que perfectamente podrían ser agustuninos del siglo V como Fray Jaime Jordán relata en la historia de la Orden? ¿Lo científico no sería intentar comprobarlo en vez de refutarlo taxativamente?
¿No es lógico pensar que Alfonso X eligiera a los monjes de Cornellá, precisamente, por venerar a un San Ginés, el de Arlés? Además, una cosa es traerlos a "repoblar el Monasterio" y otra bien distinta fundarlo"en los primeros años de la segunda mitad del siglo XIII", como aseguraba el ilustre medievalista Torres Fontes en "el monasterio de San Ginés de la Jara en la Edad Media".
¿Acaso eso no encaja con la custodia de la cabeza de San Ginés de Arlés mencionada en el Códice Calixtinus de mediados del siglo XII, la leyenda transmitida por Aymerico Picaud?
¿Por qué Torres Fontes cree que el manuscrito anónimo del XV sobre la vida de San Ginés de la Jara solo es fruto de la invención de su autor ignorando por completo la terminología árabe que aparece en el texto, propia de siglos VIII y IX pero en desuso en el siglo XV y que ha sido estudiada por otros especialistas, como Pocklington?
Varela Hervías, en el estudio que hizo del manuscrito en su "historia de San Ginés de la Jara", también sostiene la existencia de un texto anterior que podría fecharse entre los siglos XIII-XIV recogiendo una tradición oral que, por necesidad, sería anterior a la fundación del Monasterio que Torres Fontes quería demostrar.
Curioso que Torres Fontes solo mencione el término "cras" que se empleaba en escritos oficiales del XIV y del XV y argumente que el autor recurriera a documentos anteriores para referenciar hechos conocidos en su época, es decir, que la tradición oral hasta para él contaba, porque cuesta creer que en aquella época el pueblo leyera dichos escritos.
¿Por qué centra la influencia árabe de Granada en el intercambio propio del siglo XV obviando la anterior tolerancia y convivencia del culto cristiano y musulmán en esta zona de la Marca Hispánica pese a recordar, por ejemplo, la leyenda contada por Al-Himyari, que se remonta a antes del 1024? 
Yo no sé...


sábado, 16 de marzo de 2013

Pintura monocromática del interior del oratorio de la ermita de Los Ángeles.
Tomada el 13 de enero de 2013.